El anuncio de la tramitación
parlamentaria del Estatuto de Capitalidad hecho público durante el día de ayer,
palidece frente la magnitud de las inversiones que el ejecutivo regional
pretende realizar en otras ciudades de nuestra comunidad autónoma.
Los dos millones de euros con los
que aproximadamente se dotará al Estatuto de Capitalidad de Mérida se nos
antoja una cifra ridícula frente a los 122 millones que supondrá la
construcción del hospital de Don Benito-Villanueva de La Serena, o los cerca de
70 millones que percibirán Cáceres y Badajoz para la realización de las obras
de sendas rondas de circunvalación en cada una de ellas.
Si bien es cierto que la cuantía
vinculada al Estatuto de Capitalidad tiene carácter periódico y anual, también
lo es que no existe ningún indicio para pensar que las ciudades de Cáceres,
Badajoz y Don Benito dejen de recibir inversiones en presupuestos futuros.
La marginación de Mérida en la
planificación de las inversiones planeadas por el gobierno del Partido Popular
supone la confirmación de la desafección de la Junta de Extremadura hacia una
ciudad en la que ni siquiera el propio Monago está dispuesto a situar su
residencia oficial como Presidente de la Junta de Extremadura, a pesar su
condición de capital autonómica.
Al margen de la realidad de estas
inversiones y de las intenciones que persiga su anuncio, la escasa atención que la Junta de
Extremadura dedica a una ciudad con el patrimonio histórico y cultural como el
que disfruta Mérida, supone una buena
muestra de la falta de visión de la que hacen gala los responsables los
miembros del gobierno del Partido Popular en Extremadura.
Sin ánimo de rivalizar con las
ciudades que recibirán las inversiones previstas, consideramos entendemos que
Mérida no es objeto de las inversiones y las prioridades que el gobierno
regional debiera dedicarle en su condición de capital de nuestra comunidad
autónoma.
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