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Izquierda Unida-Mérida exige a Pedro Acedo que cese a Manuel Balastegui de todas las responsabilidades municipales que desempeñe en este momento tras el anuncio por el que la fiscalía ha decido imputar a Balastegui con un cargo de prevaricación administrativa.

Ell señor Balastegui cumple sus funciones en virtud de un nombramiento como personal de confianza que en su momento efectuó el propio alcalde, por lo que el mantenimiento de éste en su puesto, traslada la responsabilidad de las actuaciones del señor Balastegui hacia el propio Pedro Acedo, salvo que finalmente decida su cese como personal de su confianza.

La circunstancias descritas por la fiscalía adquieren visos de realidad, desde el momento en el que el señor Balastegui tan sólo debía aportar la documentación que acreditase la realización del cumplimiento de las obligaciones que, presuntamente incumplió.

Según el ministerio fiscal, el entonces delegado de policía, realizó gestiones para devolver un vehículo que había sido retirado por la grúa sin que se abonara la multa correspondiente ni la tasa de retirada del depósito, lo que supone exención de la obligación de un pago que no está permitida por la ley.

Así, la fiscalía ha decidido imputar al responsable de la oficina de atención al ciudadano del Ayuntamiento de Mérida, debido a que no ha podido demostrar que existen elementos de derecho y documentación que los hechos que se le imputan son falsos, algo para lo que tan sólo debería aportar el justificante de la notificación de la sanción que debería haber impuesto.

Desde IU-Mérida, el hecho de que el señor Balastegui no haya podido aportar documentos que deberían encontrarse en poder de la administración municipal en caso de que hubiera actuado correctamente, nos empuja a pensar que existen suficientes elementos de juicio para exigir el cese de todas sus responsabilidades, ya que existen dudas razonables sobre el respeto del Balastegui a la legislación vigente.

El comportamiento que presuntamente ha protagonizado el exconsejero municipal es impropio de un responsable municipal, y pone en entredicho su capacidad para cumplir los requisitos mínimos exigibles a cualquier personas que desempeñe un cargo público.


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