Nuevatribuna.es | La crisis sigue arreciando con fuerza en Europa sin que se pueda ver aún la luz al final del túnel. La fuerza política que usted representa reivindica un cambio radical de las políticas de ajuste en España al considerar que los recortes llevarán a la recesión. ¿Cuál es la fórmula como economista para revocar esta situación y recuperar la senda de crecimiento?
Alberto Garzón | No se ve la luz al final del túnel porque las políticas de ajuste y recortes que se están aplicando sólo empujan la economía hacia una nueva recesión, hacia un abismo en el que se intuye ya un nuevo estadio de regresión social. La demostración la tenemos en Grecia, que lleva más de un año aplicando esas fórmulas y ahora están mucho peor que antes. Lo que se necesita es reactivar la economía, y eso sólo puede lograrse con un fuerte programa de inversión pública que genere empleo público y empuje de nuevo la actividad económica. Lo ideal es que esta iniciativa partiera desde la Comisión Europea y el BCE, pero por la estructura antidemocrática que tiene parece poco probable que ambas instituciones rectifiquen su dogmatismo, de modo que habrá que comenzar por los Estados. Y hay mucho margen. Necesitamos una reforma fiscal que corrija las distorsiones que han generado las políticas de PP y PSOE en materia de progresividad fiscal, además de que tenemos que perseguir el fraude fiscal, regular el marco financiero y nacionalizar el sistema financiero. Hay que recuperar las herramientas del Estado para gestionar la economía, y la banca es una de ellas.
Dado que la batuta la llevan Merkel y Sarkozy, no parece posible que España, como ningún otro país de la Eurozona, camine en solitario en la solución de la crisis. El PSOE justifica la gestión realizada en los dos últimos años en la necesidad de cumplir con las directrices marcadas por Alemania y Francia (países que ahora mismo encarnan el poder económico), por lo que no parece que nos quede mucho margen de maniobra, ¿qué opina?
La dirección del PSOE intenta ahora hacernos creer que ellos están exentos de cualquier responsabilidad. Si de verdad están en contra del excesivo poder de la banca alemana y francesa, ¿por qué no se opusieron a la creación de esta Unión Europea de los bancos y los mercaderes? Porque IU se quedó sola en la lucha contra la constitución europea, y el propio Tratado de Lisboa prohibía la prohibición de los paraísos fiscales. Mientras esa UE se construía, en vez de la Unión Europea de los pueblos, la gente que nos oponíamos estuvimos muy solos. Pero incluso ahora es injusto decir que la UE la controlan sólo Alemania y Francia. Almunia es comisario y sigue siendo un peso importante en el PSOE, y en el parlamento europeo (aunque tenga pocas competencias) se sientan también los eurodiputados del PSOE. Aún aceptando que hay estrechez debido a esta historia de construcción injusta y antidemocrática de la UE, lo cierto es que aún hay margen. De hecho, el mismo PSOE ahora propone lo contrario a lo hecho los últimos años, con especial atención a la reforma fiscal (que han pasado del "bajar impuestos es de izquierdas" al lógico y más sensato "hay que subir impuestos a los ricos"). El PSOE ha recibido una herencia envenenada del PP en España, pero no ha hecho nada en dos legislaturas para corregirlo. 8 años son suficientes, y éramos muchos los economistas que pedíamos modificar las bases de crecimiento de este país. Esta crisis tiene también responsabilidad política, y son las del PP y PSOE. Y aunque los cambios tengan que hacerse también en el ámbito internacional hay que comenzar por aquí, por abajo.
Algunas organizaciones como ATTAC (de la que usted forma parte) están promoviendo una campaña para pedir una auditoría de la deuda española. ¿Cree que España está abocada a una quita igual que ha pasado con Grecia? ¿Es posible que España necesite un rescate a corto plazo?
Técnicamente hablando España ya está siendo rescatada a través de compras de bonos en el mercado secundario de deuda pública, aunque para ser exactos no es España la que está siendo rescatada sino los propietarios de esos bonos. Esa decisión alivia el síntoma, pero no resuelve el problema real. De hecho, como seguimos aplicando las políticas de recorte la situación sólo podrá empeorar. En la medida que se recorte el gasto público iremos más rápido hacia la recesión. Y la recesión nos impide recuperar ingresos como Estado para pagar la deuda pública, lo que hace más duro pagar los intereses de la deuda. Es un círculo vicioso que sólo puede resolverse cambiando radicalmente el rumbo de la política económica. Por eso y otros motivos es necesario auditar la deuda pública, pues además de aliviar la carga de la deuda, y desactivar así el chantaje que los mercados financieros ejercen ante España, es una medida de justicia. Y es justicia porque gran parte de la deuda es resultado de la propia crisis causada por los bancos, resultado de los rescates y de procesos especulativos contra nuestro país. No es admisible tener que pagar todo ello.
Usted ha manifestado entre otras cosas que en las elecciones del 20N está en juego el futuro de los servicios públicos. El PSOE mantiene un argumento similar, mientras el PP, al que los sondeos le dan como seguro ganador de los comicios, se compromete a defender una sanidad y una educación pública de calidad. Sin embargo, las comunidades donde gobierna la derecha están aplicando políticas que van en la dirección contraria. ¿Cómo ve usted el futuro de España en caso de que el PP consiga mayoría absoluta?
Sí, el PP está envalentonado y va directo a una nueva ola de privatizaciones y recortes en los servicios públicos. Desgraciadamente parece que vamos a cambiar políticas de derechas en economía por políticas de derechas en todos los ámbitos. Esta crisis se está convirtiendo en una oportunidad para las grandes empresas y la banca que quieren meter bocado a la sanidad pública, la educación pública y las pensiones, entre otros. Pero el PSOE no es alternativa, ya que ellos también recortan y van en la misma dirección. Al margen del ya famoso plan de recortes de Zapatero y la reforma constitucional, que vendía a España ante los mercados, el propio ministerio de educación está haciendo las mismas estrategias que Esperanza Aguirre. Este verano pasado se intentó subir las horas de docencia de 240 a 420 a los profesores universitarios de la Universidad de Málaga, lo que tenía como objetivo despedir a todos los profesores que no tuvieran un contrato indefinido (y dada la precariedad en la universidad, las víctimas eran muchas). Aquello pudo ser parado gracias a la lucha de los sindicatos de clase, afortunadamente. Pero refleja muy bien que las políticas son igual de terribles para los servicios públicos. Lo que hay que hacer es cambiar el rumbo, y por supuesto evitar una mayoría absoluta del PP.
¿Qué análisis hace de los dos debates celebrados en la campaña, el segundo 'a cinco' donde participó el candidato de IU por Asturias, Gaspar Llamazares?
El debate cara a cara fue una gran farsa donde las dos caras de una misma moneda se desdoblaron y fingieron tener múltiples diferencias. Pero no debatieron de todo aquello que comparten y tienen en común, y que es mayoría, como la reforma constitucional. Es un engaño a la ciudadanía, que queda bajo el marketing de un mismo modelo. Sin duda el debate entre Rajoy y Rubalcaba lo ganó la gran banca y los ricos de este país, que sólo temen que IU tenga suficiente fuerza y difusión de su mensaje para canalizar la verdadera rabia y frustración de la gente. El otro debate no es sino un intento de relegar a segundo plano al resto de fuerzas políticas, entre ellas IU. El gran daño se hace cuando, en contraposición a otros países más avanzados en cultura democrática y en los que debaten todas las formaciones de igual a igual, en este país la televisión pública fomenta el bipartidismo y la marginación de la pluralidad.
IU ha hecho suya la 'indignación' del movimiento 15M, incluso 'fichando' en sus listas a personas que como usted son activistas de este movimiento. Esa es una de las lecturas que se hace al eslogan de IU 'Rebélate'. ¿Cree que el 15M aún tiene recorrido o que en cierta forma se está desinflando respecto a la fuerza que manifestó el pasado mes de mayo? ¿Cómo ve el futuro de este movimiento?
Creo que el 15-M representó la frustración de la ciudadanía con un sistema político y económico muy determinado. El sistema político, reflejado en la llamada "clase política", es el elemento visible contra el que una parte de la ciudadanía despolitizada ha cargado las tintas. Pero no hay una clase política en general. Lo que hay es políticos de distintas clases... sociales. Hay políticos que gobiernan para los de arriba y políticos que luchamos con los de abajo. Y en todo caso el verdadero problema es el elemento invisible, ese poder económico que gobierna en la sombra. Son las grandes empresas y la banca la que ha secuestrado los dos grandes partidos políticos, entre ellos el PSOE. No es comprensible que gente que se dice socialista recale en los consejos de administración de las grandes empresas que, como Telefónica, despiden trabajadores cuando tienen beneficios. Ahí tenemos a Javier de Paz. Pero también a Felipe González, Pedro Solbes, etc. Y en el otro partido tantos otros, como Aznar, Piqué, Rato, Zaplana... Se ha conformado una élite social que gobierna los partidos y que toma decisiones que sólo benefician al poder económico que acaban representando. Y es ese esquema político el que nos ha llevado a la crisis tan grave que padecemos, lo que genera una enorme frustración. Y creo que el 15-M es un movimiento fantástico porque canaliza toda esa frustración a través del debate político, llevando a la reflexión a la gente sobre los responsables de la crisis -tanto económicos como políticos- y establece un cortafuegos para que la frustración creciente venidera sea caldo de cultivo de políticas ultraderechistas. Que es lo que necesariamente surge cuando una ciudadanía despolitizada cae en la frustración y desesperación.
¿Qué reivindicaciones del 15M recoge el programa electoral de IU?
La amplia mayoría de las reivindicaciones del 15M ya estaban en el programa electoral de IU desde hace mucho tiempo, como la ley electoral, avances en democracia participativa o todas las propuestas económicas. Por eso hay que aprender del 15-M y sobre todo de la plataforma que lo gestó, Democracia Real Ya. Han sabido canalizar esa frustración y llevar a la gente a la calle. Así que IU tiene que hacer autocrítica y aprender de estos movimientos que están logrando que la gente debata sobre cuestiones que IU planteaba desde siempre. La confluencia de la lucha institucional, la lucha sindical y la lucha en la calle con los movimientos sociales tiene que ser el camino para la transformación de este sistema político y económico. Si la gente está debatiendo en la calle sobre aspectos tan importantes, siempre señalados por IU, es una gran noticia. Porque no importa qué siglas conduzcan a la revolución, mientras ésta se haga. Lo importante es el mensaje, las ideas, y no el símbolo o la bandera.
Estamos en el ecuador de la campaña electoral y parece que los dos grandes partidos han aparcado el debate la corrupción política. ¿Cree que hay un acuerdo tácito entre PSOE y PP para no sacar a relucir los casos de corrupción?
Sí, como también lo hay para no hablar de tantos otros temas en los que ambos partidos han estado siempre de acuerdo. Como la misma reforma constitucional, que también ha pasado lo mismo. Esta campaña concreta es una farsa absoluta, con programas poco creíbles (el PP esconde sus verdaderas intenciones, las que ya aplica en determinadas CCAA y el PSOE promete todo lo que no ha afrontado en ocho años) y con un debate muy superficial, dedicado a elevar el voto del odio, en el caso del PP, y el voto del miedo, en el caso del PSOE.
Tampoco parece que quieran abordar cuestiones como la política medioambiental. ¿Qué propuestas hace IU en este campo y en qué medida se puede luchar contra la 'crisis ecológica'?
La crisis ecológica ya era un grave problema antes de 2007, cuando el mercado de las hipotecas subprime estalló en EEUU. Nuestro planeta no aguanta el actual modelo de producción y consumo, por lo que es urgente modificarlo radicalmente. Sin embargo no es fácil porque el propio funcionamiento del sistema económico capitalista exige un crecimiento económico ad nauseam. Lo que hay que hacer es abandonar el criterio de la rentabilidad, que no mide el coste ecológico, y tomar conciencia de otro criterio social y ecológico. Tenemos que apostar por un modelo de producción y consumo mucho más corto, local, donde el consumo se ejerza sin tener que desplazarte 50 kilómetros a un centro comercial para comprar productos que provienen desde miles de kilómetros más. Todo ello es un gasto energético imposible de mantener. Por ello también necesitamos crear ya redes eficientes de transporte público que sustituyan el uso irracional del transporte privado.
Por su edad, usted es uno de los candidatos más jóvenes que aspira a un escaño en el Congreso. El paro está golpeando con especial dureza a la juventud en España. ¿Están los jóvenes españoles abocados a una nueva generación perdida?
De nuevo también es un problema que era previo al 2007. Muchos salíamos a la calle a protestar por nuestra precariedad, incertidumbre laboral y por la falta de expectativas de futuro. Para cualquier joven era ya imposible algo tan normal como querer formar una familia y no tener que vivir asustado por el desempleo o la falta de ingresos suficientes, características que en principio definen al Estado del Bienestar. Además, nos habían prometido que con la formación adecuada estos problemas desaparecían, pero no es así. Los universitarios han quedado sobrecualificados, porque la estructura económica que han establecido PP y PSOE ha promocionado un modelo productivo que necesita mucha mano de obra poco cualificada y que no absorbe todo el potencial educativo. Por si fuera poco el incremento de desigualdad por las políticas económicas y el ataque a los sindicatos ha llevado a que incluso aquellos que eran absorbidos por el mercado de trabajo tenían que sobrevivir en condiciones laborales penosas. No hay una juventud perdida, porque seguimos estando ahí, pero sí que somos una generación que vivirá peor que nuestros padres. Y esto es el resultado de las políticas económicas de las últimas décadas. Los problemas de vivienda y salarios, dos de las piezas clave, tienen raíces en esas políticas. Basta con modificarlas radicalmente y comenzar a cambiar el sistema, cuestión que no será inmediata ni fácil, para que podamos organizar nuestra economía de tal forma que todos tengamos un lugar mucho más justo y seguro.
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