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Izquierda Unida-Mérida acusa al gobierno municipal de dejación de funciones en el ejercicio de sus competencias con respecto a la gestión de la zona azul.

El episodio de la calle José Simón Rodríguez, que durante dos años ha estado sujeta al régimen de estacionamiento de la zona azul, a pesar de que no encontrarse incluida en la ordenanza reguladora, supone un ejemplo sonrojante de la falta de control del las autoridades municipales sobre la actividad de las empresas concesionarias que gestionan los servicios públicos privatizados en nuestra ciudad.

El artículo 279.2 del Real Decreto Legislativo 3/2011, de 14 de noviembre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de Contratos del Sector Público, señala con respecto a los contratos de gestión de los servicios públicos: “la Administración conservará los poderes de policía necesarios para asegurar la buena marcha de los servicios de que se trate.”.

Así,  la obligación de controlar y fiscalizar el correcto cumplimiento de la ejecución del contrato por parte de la empresa concesionaria recae sobre las autoridades municipales, que de nuevo, han vuelto a hacer gala de una incompetencia que raya el ridículo.

En nuestra opinión, este tipo de situaciones sólo pueden encontrar su explicación bien en el incompetencia de los gestores municipales, bien en la posible connivencia que, en su caso, pudiera producirse entre las autoridades municipales y la empresa que gestiona el servicio. 

El hecho de que este incumplimiento se haya extendido en el tiempo durante un periodo de más de dos años, pone de manifiesto la que las empresas concesionarias que gestionan servicios públicos, campan a sus anchas en nuestra ciudad,  sin ningún tipo de consideración al interés general, en perjuicio de los derechos de los ciudadanos.

La dejadez del Ayuntamiento, y la absoluta falta de diligencia del Partido Popular a la hora de exigir el cumplimiento de las obligaciones que les son propias a las empresas concesionarias demuestran que el discurso de la eficiencia y eficacia en la gestión que el PP atribuye a las empresas privadas se reduce al papel de mera propaganda, cuando no a la intención de beneficiar intereses que poco o nada tienen que ver con los la consecución del interés general.

Desde IU-Mérida exigimos al Ayuntamiento que haga público, las medidas que pretenda adoptar para determinar la responsabilidades que se puedan deducir de unos hechos como los ocurridos.




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