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Izquierda Unida-Mérida exige al Partido Popular que explique la inclusión en su lista electoral de Raquel Bravo, imputada por prevaricación.
  
El desempeño de cargos públicos requiere el cumplimiento de requisitos mínimos tales como el respeto a la legislación vigente, la decencia, y la honestidad, unos criterios a los que la señora Bravo ha mostrado su desprecio en multitud de ocasiones.

La ocultación de informes a la oposición sobre asuntos a tratar en el pleno, la tramitación de procedimientos al margen del dictamen  de los técnicos municipales, y finalmente su imputación por un presunto delito de prevaricación por parte del juzgado número dos del contencioso-administrativo, convierten a la actual delegada de urbanismo en la antítesis de las cualidades que debe reunir cualquier persona que pretenda desempeñar un cargo electo.

El hecho de que ninguna de estas circunstancias haya sido valorada por Pedro Acedo como causa suficiente para provocar su cese como delegada de urbanismo  y concejala del grupo municipal del Partido Popular, convierte al actual candidato en el responsable y cómplice de las actuaciones de la concejala.

La presencia de personas con este perfil desacredita la solvencia y credibilidad tanto del Partido Popular, como del resto de los miembros de la candidatura que no muestran reparo a la hora de formar parte de una lista electoral que cuenta con la participación de persona de esta índole.

Asimismo, la elección de Raquel Bravo como número 4 de la candidatura del Partido Popular para las elecciones locales, se nos antoja como un síntoma de la falta de relevancia que el PP dedica a principios esenciales en el ejercicio de la política como la ejemplaridad, o el respeto a las nociones más básicas como son la honestidad y la decencia.
 
En nuestra opinión la designación de alguien con este perfil como miembro de una candidatura desafía los mínimos exigibles al sentido común.

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