La corresponsable de Acción Política de IU Exterior Nerea Fernández Cordero apunta que todo ello “no solo va a incidir en la inestabilidad política y económica que ya existe en el Reino Unido”, sino que “vemos con mucha preocupación cómo el racismo contra las personas migradas aumenta cada vez más”.
La dirigente de la federación de Izquierda Unida para la población española emigrada recuerda que a partir del 31 de enero para poder trasladarse a vivir al Reino Unido habrá que rellenar determinados formularios y se abre la opción de ser elegibles, “es decir, se primará a quienes tengan estudios superiores o un sueldo y un puesto de alta cualificación. Esto, obviamente, supone una discriminación hacia el conjunto de la clase trabajadora que no cumpla con esos requisitos para acceder a estos puestos”.
En esta misma línea, la eurodiputada de IU en el grupo de Unidas Podemos, Sira Rego, ha reclamado ya desde Bruselas un “compromiso firme” a la Comisión Europea y al equipo negociador del Brexit que encabeza el francés Michel Barnier para que, una vez que se materialice la salida de Reino Unido de la UE, “se tomen todas las medidas necesarias para que se respeten los derechos laborales de los más de 13.000 trabajadores que cruzan a diario la verja de Gibraltar”.
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Para Rego, el Brexit “sí garantiza ya los beneficios de las élites económicas. Ahora nosotras reclamamos su firme compromiso para que nuestros trabajadores y trabajadoras no se queden atrás”.
A estos problemas de índole laboral en una zona, el Campo de Gibraltar, donde las políticas neoliberales han generado un paro del 27%, se le suman tal y como apunta la corresponsable de Acción Política de IU Exterior “que derechos esenciales para las mujeres como la interrupción voluntaria del embarazo están criminalizados en Gibraltar. Las mujeres gibraltareñas necesitaban viajar a España para acceder a un aborto seguro y legal. Ahora, con un Brexit duro, no desconoce si van a poder pasar la frontera”. La ley vigente, en vigor desde 2011, penaliza bajo pena de prisión tanto a aquellas mujeres que aborten, como a las personas que les ayuden.
Nerea Fernández Cordero, que reside en Irlanda, alerta también sobre la “grave situación” que el Brexit acarrearía a este país con la restauración de una frontera física en el norte. “Es muy fácil hablar desde Londres de una frontera -denuncia- si nunca se ha pisado Belfast, Derry o cualquier otra ciudad en Irlanda del Norte o los pueblos fronterizos del sur”. Explica que “esto genera que se reabra ese conflicto y vuelvan los problemas serios en el norte”.
A ello se sumarán los más que probables problemas de acceso a productos esenciales, como la comida o la medicación. “Muchos de los alimentos que llegan a Irlanda deben pasar por Reino Unido, al igual que muchas de las mercancías que Irlanda exporta al resto de la Unión Europea. Los acuerdos comerciales que lo permitían hasta ahora ya no servirán. En el mejor de los casos, estaremos varios meses sin poder acceder con normalidad a ciertos medicamentos y alimentos». Además, se estima que el Brexit duro acarreará a Irlanda la pérdida de más de 100.000 puestos de trabajo en los próximos años.
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