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Izquierda Unida-Mérida denuncia la situación de abandono en la que se encuentra las instalaciones deportivas del pabellón Diócles, una situación que IU-Mérida viene denunciando desde hace un año.

Las carencias de este complejo deportivo se extienden a todos los ámbitos, ya sea en materia de personal, como en otros aspectos como pueden ser la conservación de los materiales, instalaciones y la falta de uso de algunas de ellas.


El pabellón Diócles carece personal adscrito para su mantenimiento y cuidado por lo cuál es imposible controlar debidamente el acceso a las instalaciones y atender a su vez las necesidades de los usuarios. Esta situación se traduce también en una absoluta ausencia de vigilancia en las instalaciones con lo cuál el uso que de ellas realizan algunos ciudadanos es totalmente inadecuado y dificulta su buena conservación.

El deterioro de las instalaciones se percibe tanto en los desperfectos de la pista de atletismo como en la situación en la que se encuentra los márgenes de la misma donde tan sólo crecen jaramagos y arbustos sin que se tenga cuidado de los árboles y palmeras  que en su momento se plantaron. Otro tanto se puede decir del estado de las pistas de tenis y en el estado de las pistas de paddel que aún sin haber sido estrenada  tiene algunos de los paneles rotos  desde hace casi un año sin que se haya decido su reparación a pesar de que en las actuales condiciones impiden su uso.

Tras haber desembolsado una cantidad cercana a los 12.000€ en la siembra de un césped nuevo, la incompetencia y la falta de previsión de las autoridades municipales han permitido que el césped del campo de fútbol vuelva a estropearse, y posiblemente, pese al desembolso realizado, su sustitución será prácticamente inevitable.

La dejadez de la delegación de deportes con estas instalaciones encuentra uno de sus mejores ejemplos en la falta de servicios y baños públicos que puedan usar los usuarios y que se encuentran cerrados desde hace años.

Para colmo, la delegación de deportes realizó un importante desembolso en la construcción de una piscina que carece de utilidad en una zona en la que la mayoría de los vecinos poseen piscina propia, por lo que supone un gasto superfluo con el que podían haberse llevado a cabo algunas de las reparaciones que necesita este complejo polideportivo.

Los vestuarios llevan años sin reunir las condiciones mínimas de uso e higiene que se exige a unas instalaciones abiertas a la público. De igual modo, la limpieza del conjunto de las instalaciones del recinto es del todo insuficiente, y el estado de conservación general es absolutamente  deficiente.   

En resumen, instalaciones deportivas este pabellón  no reúnen las condiciones mínimas que les son exigibles a las dotaciones públicas deportivas de una capital autonómica, tanto por la ausencia  de voluntad de las autoridades municipales, como por su falta de previsión, y una gestión ineficiente de las instalaciones y las inversiones realizadas.

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