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Según consta en la documentación facilitada por la delegación de hacienda correspondientes del pasado mes de agosto, el Ayuntamiento ha gastado más de 62.000€ por los servicios jurídicos prestados por un despacho de abogados que ha ejercicio de la defensa legal del Ayuntamiento en los diferentes juicios que provocados por los recursos interpuestos por los trabajadores despedidos  por el Partido Popular durante el  mes de abril del pasado año.

El desembolso de los 300.000 euros que tuvo que abonar el Ayuntamiento de Mérida en concepto de indemnizaciones por  despido a los 28 trabajadores afectados,  se han visto incrementados en cerca de un 20%, debido al coste que han supuesto la representación legal del Ayuntamiento en los distintos procedimientos ante la jurisdicción de los social.

Más allá del rechazo que ya mostramos en su momento frente a  estos despidos, una vez más, el Partido Popular ha vuelto a recurrir a la fórmula de contratación de empresas privadas para el desempeño de funciones que podrían llevar a cabo los funcionarios municipales que tengan encomendado el asesoramiento legal y representación en sede judicial de los intereses municipales.


En estos términos, cabe preguntarse cuales son las funciones que reserva el Partido Popular a los empleados municipales que deben llevar a cabo este tipo de tareas. A este respecto, debemos recordar, que tanto la tramitación del ere que finalmente no se llevó a efecto, como los despidos posteriores, o el ere fallido del personal adscrito a la desaparecida Empresa Mixta de Turismo, fueron gestionados por empresas privadas, y que se resolvieron con un competencia técnica cuando menos dudosa.

Por otra parte, cabe destacar la elevada remuneración que han percibido estas empresas, valga por ejemplo el desembolso por parte del Ayuntamiento de facturas de más de 8.000€ por un solo juicio, cuando los trabajadores apenas han tenido que abonar cantidades cercanas a los 2.000€ por la asistencia jurídica que les han prestado sus abogados.   

Desde IU-Mérida consideramos que estos hechos como un agravante añadido a la absurda decisión de despedir a 28 trabajadores durante la mayor crisis económica y social que ha vivido nuestra ciudad en los últimos cincuenta años.

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